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martes, 30 de agosto de 2011

"No se metan con la Tercera Edad"......

Una simpática dama de la tercera edad decidió regalarse por su cumpleaños el gusto de pasar la noche en uno de los hoteles más caros de su ciudad.

Cuando a la mañana siguiente se acercó a cancelar, el recepcionista le entregó una cuenta de $ 350 dólares!!!!

Ella explotó de ira y exigió saber por qué la cuenta era tan alta. "Es un buen hotel pero las habitaciones sin duda no valen 350 dólares por pasar una noche y sin desayuno."

El empleado le dijo que $ 350 era la "tarifa estándar" por lo que insistió en hablar con el Gerente.

El Gerente apareció y advertido por el empleado de recepción anunció: ". El hotel tiene una piscina de tamaño olímpico y un gran centro de conferencias, que están disponibles para su uso"

"Pero yo no los usé", dijo.

''Bueno, ellos están aquí, y usted pudo usarlos ", explicó el Gerente.

Luego pasó a explicar que ella también podría haber visto uno de los espectáculos internacionales del hotel por lo cual es famoso. "Los mejores artistas internacionales se presentan aquí", dijo el Gerente.

"Pero yo no fui a ninguno de esos shows", dijo.

"Bueno, nosotros los tenemos, y usted los pudo ver", contestó el gerente.

Sin importar lo que el Gerente mencionara, ella respondía: "Pero yo no lo usé!"

El Gerente no se inmutó, por lo que decidió pagar un cheque y se lo entregó.

El Gerente se sorprendió cuando vio el cheque. "Pero señora, este cheque sólo está hecho por $ 50."

''Eso es correcto. Yo le he descontado $ 300 por dormir conmigo ", respondió ella.

"Pero no lo hice!" exclamó el Gerente muy sorprendido.

"Bueno, mala suerte, yo estaba aquí, y usted podría haberlo hecho."

COMO LA VIDA MISMA

Él esta tumbado, medio tirado en el sillón. La camiseta sin mangas, deja notar una enorme barriga cervecera. Con los pantaloncitos cortos y las zapatillas de dedo, sus peludas piernas descansan sobre el cojín del suelo. La barba no afeitada del fin de semana, el brillo del sudor en su cara y el poco pelo que le queda despeinado, terminan de describir la estampa.

En la mano, una cerveza. En la otra, el mando del televisor. En la mesa, dos latas de cerveza ya vacías, el cenicero lleno y un plato con cáscaras de cacahuetes. Un cigarrillo, cuelga de la comisura de sus labios.

Viendo el partido de fútbol en la televisión, apenas dice ni hace nada si no es para acordarse de la familia del árbitro.

Ella sale de su habitación, monísima, guapa, elegante, arreglada y perfumada, pasa por delante de él cuando le pregunta:
¿Adonde vas tan empingorotada?

Ella le contesta:
A dar un paseo con mis amigas

Antes de salir por la puerta, se detiene un momento, se queda mirando el lamentable cuadro y le hace esta pregunta:
¿Será posible que yo un día vuelva a amarte?

A lo que él, sin apartar los ojos del televisor, responde:
Y tú, ¿cuándo cojones has estado en Marte?

Lucidez póstuma

La madre superiora de 98 años, estaba en su lecho de muerte. Las monjitas la rodeaban, intentando hacer cómodo su último viaje. Trataron de darle leche caliente, pero no la quiso.

Una monjita se llevó a la cocina el vaso de leche, recordó una botella de whisky que les habían regalado por Navidad y le puso una buena porción a la leche.

Volvió al lecho de la superiora y le acercó el vaso a la boca. La superiora bebió un sorbito, luego otro y antes de que se dieran cuenta, se lo había acabado hasta la última gota. Las monjitas le dijeron:

- Madre, denos una última palabra de sabiduría antes de morir.

Sin apenas fuerzas, se incorporó un poco y les dijo:

- No vendan esa vaca.

jueves, 25 de agosto de 2011

¿Adónde vas?‏

Una noche una pareja de viejos estaba ya acostada en su cama. El marido se estaba quedando dormido, pero su mujer se sentía romántica y quería conversar.
Le dijo: “Antes, cuando me enamorabas, me agarrabas la mano”.
De mala gana, el marido se dio media vuelta, le agarró la mano por unos segundos y luego trató de dormirse otra vez.
En pocos momentos ella le dijo nuevamente: “Entonces me besabas”.
Algo molesto, se dio media vuelta otra vez y le dio un ligero beso en la mejilla y luego se acomodó para dormirse.
En treinta segundos, ella le dijo: “Luego tú me mordías el cuello”.  Molesto, el marido tiró la ropa de cama y se levantó.
“A dónde vas?”, le preguntó ella.
“A buscar mis dientes”!!!!