Un Espía huye del K.G.B. Ruso. A punto de ser capturado, se tropieza con una Monja a la que le pide que lo esconda bajo el hábito... Cuando los agentes del KGB se cruzan con la Monja, le preguntan si ha visto a un hombre sospechoso que huye.
La Religiosa les informa de que no ha visto a nadie, y los Agentes Rusos siguen su camino...
Cuando el peligro ha pasado, el Espía sale de debajo del hábito de la Monja y dice:
-Gracias, Hermana, por haberme salvado de ser capturado por el KGB.
-Lo he hecho con mucho gusto -contesta la Monja.
-Si me lo permite, tengo que decirle, Hermana, que usted tiene unas piernas muy hermosas. ¿Notó usted el leve besito que le di en las pantorrillas?
-Pues claro que sí...
-¿Y sintió usted después mis besos fogosos en sus rodillas?
-Por supuesto...
-¿Imagino que notaría también cuando fui subiendo y le pasé mi lengua por los muslos?
-¡Ay! Sí que lo noté, sí...
-¿Y qué hubiera sucedido, hermana, si yo hubiera seguido subiendo y subiendo con mi lengua?
-Pues que me hubieras lamido los huevos. ¿O es que te crees que eres el único espía de por aquí...?
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