De repente un enorme incendio en el nou camp.
Veinte mil culés de rodillas rogándole a san Jordi:
- ¡San Jordi, San Jordi, por favor, que lleguen pronto los bomberos!
Y se aparece San Jordi y les dice:
- los bomberos no podrán llegar a tiempo. Hay mucho atasco en la ciudad y no llegarán.
- ¡San Jordi, San Jordi, por favor, entonces qué hacemos... Ayúdanos!
- mirad, la única solución es que os tiréis todos encima del fuego. Así se consumirá el oxígeno y se apagará.
Así pues, los veinte mil culés se tiran al fuego y claro, el incendio se apaga, pero ellos mueren chamuscados.
Llegan los veinte mil al cielo, llaman a la puerta y aparece San Pedro:
- pero, por todos los santos. ¿qué os ha pasado? Veintemil catalanes y todos chamuscados....
- pues mira San Pedro. Hubo un fuego enorme y San Jordi nos dijo que para apagarlo teníamos que tirarnos encima,
Y así lo hicimos. Y mira como hemos quedado.
¡dónde está ese San Jordi, dónde está...!
- pero, ¡si no existe ningún San Jordi!
- ¡cómo que no! - dicen los veinte mil - nosotros hablamos con él.
- pues aquí, os aseguro que no existe ningún San Jordi.
San Pedro llama a todos los santos y los pone en fila para hacer una rueda de reconocimiento.
- mirad a todos estos santos y decidme cuál de ellos os dijo que era San Jordi.
Los veinte mil empiezan a mirar y por fin ven a uno: - ¡éste es, éste es!
San Pedro se acerca a él y dándole unas palmaditas en la espalda le dice:
- ¡San Isidro… esta vez te has pasado!
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