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domingo, 21 de octubre de 2012

Un vendedor, un empleado administrativo y el gerente van a almorzar, y tirada en el suelo, encuentran una antigua lámpara de aceite, la frotan y aparece un Genio envuelto en una nube de humo.

– Como generalmente otorgo tres deseos, les voy a dar uno a cada uno, dice el Genio.

– ¡A mi primero! ¡Yo primero! Porfía el empleado administrativo. Quiero estar de vacaciones en el Caribe y… ¡Puff!… ¡Desaparece! y se encuentra en el Caribe.

Sin salir de su asombro, el vendedor grita:

-¡Ahora a mí!… Quiero estar en Hawai, descansando en la playa con mi masajista personal, con una inagotable provisión de cerveza y con una top model. Y… ¡Puf!… ¡Desaparece! para aparecer en Hawai.



– Bueno, ahora te toca a ti, le dice el Genio al gerente.



– Quiero que esos dos vuelvan a trabajar después del almuerzo!!!

Conclusión: Siempre hay que dejar que el jefe hable el primero

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