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domingo, 21 de marzo de 2010

DIPLOMACIA‏

-Una mujer estaba sola en su casa cuando oyó que alguien golpeó a la puerta. Abrió y se encuentra con un tipo parado allí, que le preguntó:

—¿Usted tiene vagina?

Ella, disgustada, le cerró la puerta en la cara sin decir palabra.

A la mañana siguiente tocaron de nuevo a su puerta y era el mismo tipo que volvió a hacerle la misma pregunta:

—¿Usted tiene vagina?

Y ella volvió a darle con la puerta en las narices.

Cuando esa noche llegó el marido a la casa, ella le contó lo ocurrido en los dos últimos días, y el marido, en tono cariñoso, le dijo:

—Mi amor, mañana me tomaré el día para estar en casa, por si este tipo se presenta otra vez.

Y así lo hizo. Esa mañana, cuando oyeron golpear a la puerta, ambos corrieron hacia ella y el marido le dijo a su mujer:

—Amor, yo voy a esconderme detrás de la puerta para escuchar, y si es el mismo tipo quiero que contestes 'Sí' a su pregunta, porque quiero saber adónde quiere llegar.

Ella asintió con la cabeza y abrió la puerta. Por supuesto, allí estaba, parado frente a la puerta, el mismo tipo, que, al igual que en los dos días anteriores, le hizo la misma pregunta:

—¿Usted tiene vagina?

—Sí—, contestó ella.

Y el tipo respondió:

—Bien, ¿le importaría decirle a su marido que deje tranquila la de mi mujer y empiece a usar la suya?

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