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viernes, 19 de marzo de 2010

La bicicleta del cura...

En el sermón dominical (homilía), el cura del pueblo -muy enojado se
apoya en el púlpito y dice con tono muy grave:
- El sermón de hoy se lo voy a dedicar a ustedes, ¡ladrones!,
porque ayer sábado me robaron la bicicleta.
Cosas como éstas no pueden suceder en este pueblo, y menos en
esta comunidad, en la que todos nos conocemos desde pequeños y
donde Dios ha sembrado su semilla de dicha y felicidad. Pero eso no
quita, ni minimiza, lo que han hecho el día de ayer: ¡¡ME ROBARON
LA BICICLETA !!

- El primer mandamiento dice. 'Amarás a Dios, sobre todas las
cosas', pero ustedes no aman a Dios, porque el que roba NO ama a
Dios. ¡Ladrones de mierda!

- El segundo mandamiento dice: 'No usarás el nombre de Dios en
vano', pero el que roba reniega de Dios, pues sin mi bicicleta ahora
tengo que caminar bastante para llegar a los otros pueblos y poder
predicar su Palabra.

- El tercer mandamiento dice: 'Santificarás el Domingo como día del
Señor', pero ustedes no santifican nada porque son unos ladrones,
sacrílegos de mierda, que se han robado mi bicicleta sin ninguna
consideración.

- El cuarto mandamiento dice: 'Honrarás a tu padre y a tu madre',
pero ustedes parece que no tuvieran ni uno ni la otra, pues si no,
les hubieran enseñado a no robar.

- El quinto mandamiento dice: 'No Matarás', pero ustedes han matado
la ilusión que tenía con mi bicicleta nueva, de manera que ahora
mismo me van diciendo quién fue el pedazo de hijo de puta que me
robó mi bicicleta.

- El sexto mandamiento dice: 'No Fornicarás'...

En eso, el cura se queda pensativo unos segundos y dice sorprendido:
- ¡A la mierda!... Ya me acordé dónde dejé la bicicleta...--

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